24/11/08

La máquina de suprimir.

Pasa un avioncito de letanía
rezándole bastas a la inseguridad
el almacenero prende una vela
y gime /banderita argenta en el dofón/
que esto no se soporta más
que hay que ver la juventú
la señora, que con suerte comprará
dos pancitos y una papa,
le sostiene la idea
con la cabeza vacilante
El policía pide antecedentes
del último pibe con visera
que pare la estación
¿martín pescador me dejará pasar?
El maestro mira a sus inlumnos
como enemigos potenciales
y aprieta la tiza como un gatillo
La vendedora de naranjus
eyaculando su asco
les escupe el cambio desde las mil rejitas
que, a lo sumo, revelan dos ojitos
/entremedio cabe una bala –teme/
Mi padre electrifica la alambrada
el jazmín chino y su ideología
Muere mi madre, sus nietos,
tres perros y una docena de colibríes
que nada saben de inseguridad.
¿Pasará un avioncito por trujui?
diciendo basta /con ritmo de murga/
de hambre, de la yuta preguntando y pegando
por negritos de mierda
del maestro lavándose con detergente
las miradas sometidas
de la señoras que se cruzan de vereda
del comercio de su futuro
de su decretado futuro de peón acallado
y molido a palos en el sarmiento
y molido a palos en la perlita
y molido a palos los sábados y
las noches de guardar
¿Pasará un avioncito por el rifi?
diciendo que no es ahí
el robo
que cuando el almacén de las 8 abre
ya han pasado cuatro horas de
hormigas ensardinadas
por 25 centavos la hora
antes de los 16
/mire qué juventú
-claman manos curtidas de cal-
que nos comemo las eses
y a veces es lo único/
¿Chocarán los avioncitos
de papel de diario de ayer
cayendo en serpentina hacia la plaza?
¿Dirán con sus últimos acordes
de mezzovuelo
que el crimen no viene pasando la gaona
ni del fondo de Yrigoyen
mientras caen como índices fueguinos
sobre asconapé?